lunes, 15 de marzo de 2010

la rabia no muere si matan al perro

la noche me encuentra sola y abrumada.
me piden que vomite, y yo nunca sé por dónde empezar.
vivo en una búsqueda constante.
intento simplificar no solo mis palabras, sino también mis sentimientos.
a veces me siento como un perro intentando acostarse, dando muchas vueltas sobre su propio eje,
para, al final, acostarse.
¿por qué no se acuesta, directamente?, pienso.
me sorprendo otra vez con miedo.
a veces me encandila su luz, y como no puedo verlo, me doy vuelta,
y en la pared veo mi propia sombra.
y quiero atarla. como juana.
pero no se queda quieta.
corro y nunca puedo alzanzarla.
y si tu luz es tremenda, me meto la sombra en el bolsillo y corro a tu encuentro.
y si tu luz es tenue, gigante es la sombra que me asusta.

enamorarse es una palabra muy grande y feroz, dicen los que saben.
hay gentes que la sacan a pasear con correas largas.
otros la llevan con correas de ahorque.
otros la dejan correr libre. haya o no lugar para el trote.

me mira y me huele.
sabe que tengo miedo.
quiere morderme.
(yo sé que también tiene miedo, y que nunca mató a nadie)
me gusta la rabia, pero no quiero llorar cuando el perro me muerda.




speak to me*
escucho.

2 comentarios:

confesión por un monstruo mal adiestrado dijo...

hola, esto me parece fantástico

Ili dijo...

impecable. adhiero totallllmente

besos