martes, 15 de abril de 2014

es el 7mo día

    le pedí que no me llorara más el relato de la vida es una mierda, porque ya sé que su vida es una mierda. en realidad no lo es, pero ya me sé de memoria cada palabra que precede al resto. 
    se enoja cuando lo digo o lo pienso (él también percibe lo que pienso y no digo) puedo imaginarlo enojándose al ritmo de "perdoname por ser tan predecible". me da ternura cuando se ofende, porque no se trata de predicciones: lo conozco demasiado. aun tus partes más miserables, le dije. 

no temí mostrarte las mías. nunca apareció una pizca de temor, hasta que todo fue miedo. 
como te conozco demasiado sé que estás buscando el modo de llegar con olor a sexo en la cara, porque siempre te gusto esa escena en La insoportable levedad del ser. ya estás cansado y aburrido, pero tenés miedo. los finales te dan miedo. 

no lo juzgo, insisto en que simplemente "lo sé". le tiene muchas ganas a un par de piernas más: me estoy volviendo un poco loco, piensa... pero se trata de que no puede organizarse. 

hacete una lista. le dije mientras trataba de encontrar algo de placer subida encima suyo. no. lo pensé, no lo dije.


demasiados abriles sentada en la puerta del abasto dibujando al pibe que amé y que solo supo quejarse porque no lo podía mirar a los ojos

podría encontrar esa boca entre todas las bocas. pero me entrego a la completa soledad abrazándome (encontrándome) con fuerza. es demasiado alto el precio si se trata de mirarte a los ojos, finalmente, y sentir que ninguno de los dos lloraba la verdad. 

No hay comentarios: