domingo, 17 de julio de 2011

nada es casual XXIII

estoy segura que nada es casual. la felicidad nunca puede ser total, y creo que debería de sentir alivio por eso.
ayer llegué al punto de mirarme al espejo y no poder creer lo contenta que estaba, sin que nada especial me hubiese sucedido. no fue casual que de un segundo a otro todo quedara resumido a una pasa de uva.
el deseo de que mi sombrero me absorbiera para luego desaparecer del universo fue menor que el deseo de quedarme viendo bonitos globos que flotaban, que fue mejor opción que mirarlos a los ojos. la prudencia, la carencia, la ignorancia, la confianza, la extravagancia, la libertad, la culpa, la culpa, la culpa.
es mejor escapar, es mejor no pensar.
nada es casual. no puedo hablar porque te atravesaste en mi garganta,
no puedo escribir porque me corté los dedos.

el deseo de que te transformes en un cuervo y me comas los ojos es mayor
que el deseo de seguir soportando que te comas mis entrañas.

dejé de pensar, porque es mayor el deseo de sonreír.

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