jueves, 24 de junio de 2010

puedo deslizar en la oscuridad


volver a ciertos rincones de la casa, cuando no habitan ni los ruidos, ni las luces. escuchar el latido de los ojos inyectados de sangre, sentir escalofríos en la columna que se encorva a cada segundo. para encontrarnos solo con las moscas. solos, cara a cara, dispuestos a batirnos a duelo, dispuestos a luchar hasta que se nos desintegren las alas, o hasta que nos cansemos. simplemente para lamer un poco más de mierda.

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