sábado, 2 de abril de 2011

la existencia precede a la esencia

J. Paul Sartre dice:


"Estamos solos, sin excusas. Es lo que expresaré diciendo que el hombre está condenado a ser libre. Condenado, porque no se ha creado a sí mismo, y sin embargo, por otro lado, libre, porque una vez arrojado al mundo es responsable de todo lo que hace."



Ya era la segunda o la tercer clase que salía del taller con la cabeza explotando. Una de mis compañeras está empezando con su tesis y tiene la cabeza quemada de tanto leer, entonces nos comparte sus inquietudes y nosotros le vamos tirando más títulos y autores que no puede dejar de leer y nos odia, y la amamos, porque ella nos trae otros tantos. Hace mucho que la comida no es el tema central en las conversaciones de mate y lejos de preocuparme me está despertando el apetito de leer algunas cosas...más. Salí casi corriendo porque Helen me iba a esperar en el subte, pero cuando bajé me di cuenta de que estaba a tiempo. Caminé una cuadra y la calle Corrientes se convirtió en un ring donde se batían a duelo las zapaterías en liquidación y las librerías llenas de detodo. Mis converse pueden aguantar unos años más, mi cabeza está sedienta ahora, pensé mientras compraba una edición barata, (pero muy bonita, por cierto) de "El existencialismo es un humanismo". Me colgué en la librería, por supuesto, y tuve que caminar rápido para llegar a encontrarme con Helen. En la calle Talcahuano anochece más temprano, pensé. El sonido de el saxo que alguien estaba probando se mezclaba con el ruido de los carritos de los cartoneros que abundan en el horario en que las persianas bajan. El viento casi cálido que se transformó en un sauna cuando entré en Saenz Peña, se convirtió en frío, humedad, rayos, centellas y predicadores con altavoz en Plaza Miserere.

Recé 57 padres nuestros y me volví a Luján.
En la puerta de la Basílica me leí el libro de Sartre y después me lo comí.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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