miércoles, 10 de noviembre de 2010

María Axila (en la oscuridad, el televisor prendido es una llaga.) Es en la Edad Media donde todo esto se resuelve. El bestiario medieval, cualquiera de ellos, da cuenta lógica del caso. Habiendo cuatro elementos y existiendo animales de agua, de tierra y de aire, ¿ por qué no habría de existir un animal de fuego? La salamandra, representada hasta el infinito como una lagartija entre las llamas, es necesaria para equilibrar el orden del universo. Para que el sistema siga en pie. Se decía que con el crujido de los leños, cuando las chispas parecen un juego de pólvoras y carmines, nacía una salamandra, y que su vida duraba lo mismo que la fogata, y que su inteligencia era, no obstante, más aguda que la de el hombre. Siendo tan efímera. Sin embargo es el basilisco el animal que más nos interesa a los efectos de lo que vamos a describir. Se decía que era temible, y que su mirada era capaz de matar. Solo podía matarse al basilisco acercándose a él de espaldas, siguiendo su fétida mirada a través de un espejo de mano. Luego de darle la muerte, el espejo debía ser destruido, y los pedazos enterrados lejos de los gallineros. porque se creia que el basilisco nacía en los gallineros. Se podía estar seguro de encontrar un basilisco cerca cuando una gallina ponía un huevo vacío. o mejor dicho el huevo vacío, sin romper, era un signo evidente de que el basilisco ya había salido de él, inexplicablemente, atravesando la cáscara.-

(fragmento de La extravagancia, de Rafael Spregelburd)

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