viernes, 22 de octubre de 2010

una pastilla de menta y miel


y ella estaba ahí, caminando en el abismo de las lágrimas.
vio la luz, abrió la puerta del balcón y salió a respirar una bocanada de vida.
el sol, la vista, el viento golpeándole la cara, todo era perfecto.
el sol, la vista, el viento golpeándole la cara, él a un milímetro de distancia.
todo era perfecto.
él no sabía que con su sola presencia había impedido, o retrasado tal vez
que las lágrimas se arrojen desde el cuarto piso.
una distancia insalvable.
pero él sabía otra cosa,
ella también, y se hacía la boluda.
hablaban de las distancias insalvables.

ella volvió a recordar de que se trataba.
él irradia alegría, pero tiene la mirada triste.
ella se quedó con la voz temblorosa, con ganas de abrazarlo y no decir nada más.

.

No hay comentarios: