Atardeceme,
desayuname,
deconoceme
y devastame para comenzar de nuevo,
y cuando no tenga nada que decirte
no me apresures,
para que yo escuche mi silencio;
soy nadador en el mar del presente,
sueño en el sueño de la vigilia con habitarte,
con habitar tu continente.
no le temo a la muerte
y estoy ausente de respirar.
-fotografía F. Garduño
-letra L. Aristimuño
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