
Después de muchas horas de caminata,
escalata de a ratos, debido a la nieve,
llegamos a la punta del cerro Lopez.
Y la vista que teniamos desde esa altura
equilibró nuestro universo de adolescentes cansados.
Todos lo volveríamos a hacer.
(Vieron? después de tantos años
alguna vez teniamos que estar todos de acuerdo!)
Después de que nos dejaran de temblar las rodillas,
teniamos que acomodar las cosas para dormir ahi esa noche.
Y que bonita coinsidencia...
nuestro lugar se llamaba:
"El teatro".
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